* La semana pasada me entrevistaron en el canal de tecnología de LaVanguardia.com para hablar de las conexiones que se establecen en las redes sociales. Intenté desmitificar el poder que se otorga a los medios 2.0 como herramientas para crear vínculos. En primer lugar, no todas las personas tienen perfil en redes sociales. ¿Sería posible contactar con Armancio Ortega a través de LinkedIn? Compruévenlo. En segundo lugar, ¿qué tipo de conexiones se establecen a través de las redes sociales? ¿Fuertes o débiles? ¿Qué le aporta a alguien contactar con Mark Zuckerberg o Barack Obama? ¿Responderán ellos personalmente a sus mensajes? ¿O, en el mejor de los casos, se tomarán la molestia de que otro lo haga por ellos? El tecnoutopismo ha invadido las sociedades occidentales y es muy frecuente escuchar la frase de «cuán maravilloso es contactar con cualquiera con tan solo un clic», extremo totalmente vacío de significado.

 

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SANTI JUSTEL I 15/12/2015

Si uno hace una búsqueda en LinkedIn, puede encontrarse con que Barack Obama es un contacto de tercer nivel, y si bucea a través de perfiles de algunos famosos en Facebook puede llevarse la sorpresa de poder escribir un mensaje al propio creador de esta red social, Mark Zuckerberg.

Cuando en 1929 el escritor húngaro Frigyes Karinthy introdujo la teoría de los seis grados, sosteniendo que cualquier persona del planeta está conectada con cualquier otra persona a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco eslabones, todavía faltaban décadas para que la globalización e internet hicieran el mundo aún más pequeño. En los últimos años, las redes sociales han multiplicado exponencialmente las conexiones interpersonales y hoy podrían ser menos los grados de separación entre dos personas elegidas al azar en el planeta.

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