El entorno digital ha alterado los criterios de noticiabilidad, en tanto que Internet tiene un lenguaje propio caracterizado por la hipertextualidad, la multimedialidad, la interactividad y la inmediatez. En el entorno digital, por ejemplo, es más noticia un hecho que es inmediato y proclive a ser comentado y recomendado. La web tiene sus reglas tácticas y los periodistas tratan de adaptarse.
El periodista Lorenzo Gomis (1991) ya apuntaba que la repercusión de un hecho se puede valorar de dos maneras: en función de su repercusión histórica, y según su capacidad de generar comentarios. La irrupción de los medios sociales y el valor que éstos otorgan a la interacción refuerzan el segundo planteamiento de Gomis. En tiempos de redes sociales, los hechos susceptibles de ser comentados, compartidos y recomendados son más noticia que los que no. Cada vez más la noticia es un contenido periodístico desligado de la cabecera a la que pertenece, compartido a través de los medios sociales para diferentes usuarios y despojado de contexto (Noguera, 2015).
Los medios periodísticos digitales dedican gran espacio a temas que, según los criterios periodísticos tradicionales, no merecerían ni un breve; pero que atendiendo al nuevo criterio de «recomendación social» son relevantes para las cabeceras, que en difundirlos buscan conseguir mayor tráfico para su web. Si la televisión incluyó tener imágenes como un nuevo atributo a añadir a la lista de lo que es noticia, los medios sociales han incorporado la recomendación social.
Este nuevo atributo no siempre coincide con el criterio de interés público, que en los inicios de la prensa ocupaba una de las primeras posiciones en el momento de elegir y jerarquizar las noticias. En el libro El periodisme després de Twitter, el profesor Albert Sáez (2015) nos alerta de las consecuencias que esto puede tener: «Es más punzante la fotografía de un indio que tiene una malformación con 243 dientes en la boca que no una reunión del Banco Central Europeo. Pero el bienestar de los ciudadanos resultará mucho más afectado por el segundo hecho que por primero.» En los primeros años de los medios digitales, hechos sin ningún tipo de trascendencia para el interés público han ocupado espacios periodísticos, sólo hay que echar un ojo en el apartado de «lo más leído» de cualquier digital.
La participación ciudadana en el entorno digital es mucho más intensa y permanente. Si antes sólo se tenía conocimiento de los intereses del público por el análisis de las ventas o los ratings de audiencia, hoy la analítica web permite saber en tiempo real cuáles son las noticias más consumidas por el público, cuáles las más comentadas, cuáles las más compartidas y cuáles las más recomendadas. Esto influye diariamente la jerarquización de la home de los medios digitales. Bienvenidos a la guerra por clic, donde los criterios periodísticos han quedado relegados a un segundo plano.
Referencias:
Sáez, Albert (2015). El periodisme després de Twitter. València: Edicions 3 i 4, 2015.
Noguera, José Manuel (2015) Todos, todo: Manual de periodismo, participación y tecnología. Barcelona: Universitat Oberta de Catalunya (UOC), 2015.
Gomis, Lorenzo. Teoría del periodismo. Cómo se forma el presente. Paidós: Barcelona, 1991.
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